La irrupción de la democracia digital en América Latina

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La consolidación de la democracia digital es uno de los desafíos más importantes para la ciudadanía del siglo 21 Ahora el centro del debate está en la expansión del universo Big Data y su influencia directa en los procesos democráticos…

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Por: Guido Asencio Gallardo*

Las llamadas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs), con el tiempo han ido introduciendo nuevas formas de gestión en muchas entidades, es así como también han irrumpido en la forma de gobierno de muchos países. En este escenario surgen conceptos como Democracia Digital y Gobierno Digital, dos conceptos ligados que dicen relación de cómo los gobiernos y ciudadanos se encuentran utilizando las TICs, como una alternativa válida a la hora de generar nuevas y nuevos ciudadanos, los que estarían más y mejor informados, al acceder a nuevos contenidos y conocimientos que permiten empoderarles, en tanto una mayor información les permite definir una opinión y definición más clara de sus decisiones en cuanto a incidir en las decisiones que le sean posible en los diferentes niveles del Estado.

La concepción de una nueva sociedad civil alinea tecnologías de la información con el creciente descontento de la ciudad dada la decaída opinión que se tiene de las autoridades electas, dando lugar a la posibilidad de ejercer mayor vigilancia y denuncia respecto del desempeño de los distintos actores e instituciones políticas, como ha ocurrido con los últimos acontecimientos mundiales relacionados con levantamiento de consignas sociales, políticas y culturales que han remecido al mundo entero en estos últimos años.

El concepto global de democracia necesita de alinear sus intereses hacia las nuevas tecnologías, aprovechando su instantaneidad que favorece los espacios de decisión de los Estados, para ello es fundamental también buscar otras estrategias que permitan atraer la atención a las generaciones que les resulta natural el uso de tecnologías, en esto se debe trabajar por mejorar la propia democracia, en términos de transparencia y probidad, lo cual constituye el único camino para darle sentido al verdadero poder ciudadano.

La vigilancia respecto al desempaño de actores e instituciones públicas, podría resultar un verdadero incentivo para empoderar a la sociedad civil, puesto que con esto se abren espacios para construir una legítima beligerancia contra los males que aquejan a las alicaídas democracias a nivel global.

Reconociendo que uno de los principales problemas de democracia está dado por la escasa participación, comprometiendo su legitimidad principalmente de la democracia deliberativa que predomina en todo el mundo, por lo tanto, el concepto de democracia digital cobra relevancia a la hora de enfrentar la insatisfacción que presentan las nuevas generaciones, donde el gobierno de las mayorías para todos se ha transformado en el gobierno de las minorías por los altas tasas de abstención ciudadanas a todo nivel.

Por otro lado, una democracia digital ayudaría a disminuir las brechas respecto a la imposibilidad física del acceso a las grandes mayorías de los ciudadanos, teniendo que asumir grandes costos en campañas que muchas veces resultan ineficientes, porque llegan un limitado público encapsulado en los medios de comunicación tradicionales como son la televisión, radio y prensa escrita, que no alcanzan a cubrir grandes masas de población.

En este escenario, es fundamental preparar de mejor forma a las instituciones públicas, a los actores sociales y políticos, en aras de entregar plataformas interactivas que puedan entregar respuestas ágiles y concretas sobre los requerimientos ciudadanos, que resultan cada vez más exigentes, bajo el fundamento de que un mejor control de la gran diversidad de actos administrativos públicos deben avanzar cada vez más hacia una transparencia más activa, para dar una real garantía democrática estatal.

Las transformaciones asociadas a las tecnologías de información que buscan la participación deben ir acompañadas de mejores sistemas de seguridad informática, para entregar las garantías necesarias que requiere la ciudanía, pues en los últimos años a la par del avance tecnológico, se han visto de manera frecuente la proliferación de diferentes fraudes que han afectado a instituciones y gobiernos que suponen los más estables, por lo tanto, este resguardo debe ir a la par de los propios avances de los sistemas tecnológicos.

Con estos parámetros, se requiere entender la democracia digital como un estadio superior a la implementación a la idea de participación, donde el foco de los gobiernos debiera estar dado aumentar los niveles de conectividad para que tenga verdadero efecto en el uso masivo en la ciudadanía, trabajando en conjunto con la industria electrónica que provee tales servicios, implementando planes que logren llegar a la gran mayoría, de lo contrario sería solamente una mera intención para privilegiar a los mismos que tienen acceso solo por el hecho de regirse por las leyes del mercado.

Si abocamos la mirada hacia América Latina, en diferentes estudios ha sido conocida como una de las regiones más desiguales en términos sociales, cargando con el flagelo de la pobreza por mucho tiempo, sin embargo, en términos de accesibilidad a las tecnologías constituye el tercer mercado regional más grande del mundo, con una alta tasa de acceso al internet que sobrepasa el promedio mundial.

Uno de los factores que mayormente ha influido en el avance de una democracia digital esta dada por el surgimiento de los llamados “Gobiernos Abiertos”, una tendencia mundial que aparece en el año 2011, donde los gobiernos se comprometen a establecer parámetros que impulsan aspectos como la transparencia, multidireccionalidad, la colaboración, acercando sus objetivos hacia una mayor participación de ciudadanos en procesos decisionales públicos. En esta línea los países que han incorporados procesos de participación electrónica que más han destacado en América Latina son Brasil, Colombia, México y Perú, según el estudio realizado por el Centro de Ciencias Sociales WZB de Berlín realizado en el año 2017.

En definitiva y como se puede apreciar, América Latina como en muchos otros países uno de los grandes flageles están dados por las grandes desigualdades relacionadas con la capacidad de generar ingresos, por lo que una democracia digital requiere focalizar en dos puntos importantes, uno que se refiere a los ciudadanos y que tiene relación con mejorar los índices de alfabetización digital y dos establecer decisivos planes para mejorar los índices de conectividad hacia lugares apartados de los centros urbanos, todo lo anterior para darle sentido a una mejor democracia.

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*Guido Asencio Gallardo
Académico Chileno

 

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