Patriotismo invertido

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Por: Pedro Felipe Hoyos Körbel*

Veintejuliero es sin duda un calificativo peyorativo. Nadie resiste es forma vacía y ampulosa de venerar la gesta de la Independencia ya que no trasmite nada inteligente u oportuno. Más hoy en día, especialmente en los 20 de julios y los 12 de octubres, surge otra versión de ese fenómeno de manosear la historia. Ahora no se trata de ensalzar de forma grotesca esa interesante y compleja época sin el menor conocimiento de causa, sino todo el proceso fue invertido, se despotrica sin medida. Comparten estos extremos la ignorancia. ¿Pero a qué motivos corresponde esta actitud? ¿Por qué mucha gente opina sin siquiera haber leído sobre el tema y poder, por medio de la razón, formular una crítica o enunciar un malestar? Hablan estos personajes, o mejor escriben, porque los veo pulular en Facebook, como hinchas de un equipo de fútbol despotricando de equipo contrario y la historia definitivamente no se aborda de esa manera. Las sandeces que logro leer demuestran que evidentemente esos 27 años donde no se dictaron clases de historia en nuestros colegios dejó un vacío enorme; la confusión y desinformación es violenta.

Así que desde lo cognoscitivo no se le puede dar una explicación y son las redes sociales terreno ideal donde estas opiniones se propagan y todo tipo de debate es innecesario porque toda opinión contaría es apabullada con grosería y violencia verbal. Actitud que me induce a explicar ese fenómeno desde lo humano. ¿Son estas estridentes voces la expresión de una frustración con la vida actual, la política, que coloca a la gente en posición de descargar esa rabia en los protagonistas y hechos del pasado? ¿Pero si hay una insatisfacción con el pasado, porque esta vociferante persona no se vincula a remediar el futuro? ¿O tal vez esa persona cree que con rechazar el pasado se lava las manos y por ende no es culpable de los desaciertos actuales? Creer que no hubo independencia y por ende democracia es una actitud simplemente estúpida. No entienden estos personajes que una democracia es un organismo vivo, cambiante, que vive y da sus mejores frutos cuando el pueblo la atiende. Así que lo que sucedió alrededor del 20 de julio es un inicio y a cada generación le corresponde imponer su sello. Pienso que, para poder juzgar, no solo hay que estar muy informado, sino se debe tener altura moral. Despotricar de un prócer que pagó con su vida ese cambio de sistema de gobierno donde pasamos de ser dirigidos por un rey vitalicio en Madrid a un presidente que deja su puesto cada 4 años en Bogotá, es un desafuero inadmisible. Y este fenómeno no lo he observado en otros países, es algo típico de Colombia donde el ciudadano más beneficiado del Estado, es el que lo niega. Estos histéricos compatriotas se pegan del famoso motecillo, Patria Boba, creado por el mordaz Precursor Nariño para mofarse del gobierno del vicepresidente de Colombia, el general Santander. Don Antonio lo estrenó en su publicación Los Toros de Fucha en el año 1821, y por antonomasia se le aplica a toda esa segunda década del siglo XIX, más es un error necio porque en esos años Colombia tuvo un laboratorio político trabajando a toda marcha en convertir esta colonia en república, en buscar la forma como hacer pasar a los súbditos del rey a ciudadanos con derechos y sobre todo obligaciones políticas. Varias docenas de constituciones se redactaron tratando de adaptar la teoría francesa y norteamericana a las circunstancias locales nuestras; se eligieron congresos; se promulgaron leyes todo esto con el fin de construir esta nación. Esa patria fue todo menos boba. Que se cometieron errores, pues miles, tanto que se hizo la guerra civil, pero son las caídas de un bebé aprendiendo a caminar. ¿Quién va a tildar a un menor de bobo porque se cae? Solo una persona intransigente y despiadada que desconoce la medida de las cosas de la vida y exige que el recién nacido sea atleta. Ahora, la mayoría de estos hombres pagaron su anhelo por un país diferente con la vida y eso debe infundir un respeto básico.

¿O estoy equivocado y habrá una razón política para esta campaña de desprestigio de nuestro pasado político donde hay luz y también bastante oscuridad, pero es nuestro pasado el cual sólo podemos redimir construyendo un mejor futuro? ¿Se trata de desarraigar al ciudadano incauto con obstinadas frases y recomendando lecturas viciadas como las del pastuso Sañudo, el cual creyó haber descubierto el agua tibia leyendo la historia con ojos de fiscal parcializado? La historia conoce otro interesantísimo caso de un personaje que sólo leyó libros viciados, especialmente sobre pureza de sangre y este ignorante halló en esos chuecos textos razones para matar a 6 millones de judíos. Rechazar la historia no implica que esa cambie. ¿Es esta actitud parte de un plan que pretende crear confusión e inseguridad y así promover la implosión de las instituciones nacionales tal cual como las conocemos? La historia es la cara real de una sociedad, es su esencia, la cual no va a cambiar con una revolución, todo lo contrario, alberga la casuística para edificar algo más acertado.

*Pedro Felipe Hoyos Körbel*
Escritor nacido en Manizales. Su visión joven, independiente y crítica le arrancan a ese filón tan desgastado como lo es la historia, nuevas interpretaciones e interesantísimas conclusiones.

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