Por Miguel Fernando Caro Gamboa

Tuve la oportunidad de acompañar a Maximino como colector y asesor editorial de su obra El Control Social. Participar y fiscalizar lo público, mediante veeduría, un camino hacia la gobernanza. Y en ese ejercicio fui testigo del compromiso o incluso la obsesión del autor con este tema, cuya génesis se remonta, incluso, a antes de la Constitución del 91, esa que promovieron los jóvenes de aquella época de manera pacífica y creativa.

Como un gladiador le tocó enfrentarse con la incomprensión de personas e instituciones y armado con sus argumentos le tocó, incluso, batirse en foros internacionales en calidad de becario de la OEA, ganando más reconocimiento en suelo extraño.

Ahora que muchas de sus predicciones se han convertido en realidad, de manera especial sus advertencias sobre el peligro que significa para un país la apatía del ciudadano, llega con su obra para entregarnos un aporte útil para la humanidad y toda sociedad que no quiera pasar del caos a la barbarie.

En esta obra, nos está compartiendo los hallazgos de gran parte de su vida, los cuales desde muy diversas tribunas y lugares, los ha dedicado a compartir generosamente desde su óptica, ante todo, de un ciudadano que no se ha dejado tentar por los demonios de la politiquería y se la ha juagado por las banderas de la participación ciudadana y de manera especial, por presentar y promover el instrumento de la veeduría ciudadana, como una posibilidad para acompañar a mandatarios y funcionarios, para que realicen bien sus encargos y no caigan en las oscuras garras de la corrupción.

Sueño con un país donde en medio de nuestras diferencias, podamos encontrar puntos de encuentro y concertar acciones constructivas, por eso recomiendo la lectura, análisis y debate de El Control Social. Participar y fiscalizar lo público, mediante veeduría, un camino hacia la gobernanza, como un lugar de encuentro si pretendemos seguir construyendo tejido social y ante todo una democracia activa que no se deje poseer por demonios como la politiquería impregnada de violencia, como medio para imponerse, pues de allí a la barbarie solo hay un paso.

Tenemos todo por hacer y si al menos nos ponemos de acuerdo en que leer, estudiar, analizar y debatir, pueden ser elementos fundantes de nuestra sociedad para que utilice sanamente instrumentos como las veedurías ciudadanas, tal vez el camino hacia una verdadera gobernanza pueda ser una realidad inmediata y no una utopía que se pierda en un mar de palabras, gritos, rabia… Y la nefasta imposición del garrote más grande, asestado con más violencia, para imponer su ley y sus caprichos.

Dicho lo anterior, solo nos queda encontrarnos este jueves 8 de septiembre de 2022 a las 6 de la tarde en Yoffice en el Centro Comercial Centenario, para acompañar a Maximino Mafla Arango, a cambiar sus roles de gladiador y de profeta, por el sublime oficio de sembrador de las semillas fecundas y posibles, de una participación activa y consciente, para ser una fuerza magnífica que nos permita ayudar a sembrar y deleitarnos, con bosques diversos, prósperos y felices, donde quepamos fraternalmente y tengamos siempre la oportunidad de cuidarlos, protegerlos y crecer con ellos armónicamente.

Miguel Caro, un tejedor de palabras 4/09/2022

Maximino Mafla Arango

Muchas gracias por la palabras de apoyo y aliento y sobre todo por el acompañamiento en mis más recientes productos de investigación, sobre estos temas que me apasionan y vengo liderando académicamente para darle un soporte teórico a su aplicación por un espacio de más de 30 años. Igualmente, un sincero agradecimiento a todas las personas e instituciones que con su apoyo me permitieron hacer Real este esfuerzo. Mil gracias a todos